13 de julio de 2011

Veneno por Dentro

Ayer a las 11:45 am nos encontrábamos en una tienda en Peobody MA. tratando de conseguir algún repelente para plantas ya que los insectos se estaban comiendo las flores del jardín de unos amigos.

“Tengo lo que necesitan dijo la vendedora”. 

Trajo un galón plástico con unas bolitas que contenían un químico que haría que los insectos no se acercaran más a las flores, pero dijo: no puede ponerse en platas que den algún fruto, solo en flores o arbustos. 

Al salir de la tienda le pregunte a mi amigo que por que este producto no se podía colocar en plantas que den fruto y me explico lo siguiente: Estas bolitas son un abono que las plantas absorben y así ellas tienen el veneno en sus hojas y matan a cualquier insecto que se acerque.

Es exactamente lo que hacemos nosotros los humanos. Nos envenenamos por dentro con rencor, odio, decepción, amargura y así también envenenamos y dañamos a cualquiera que se nos acerque. 

Llevamos el veneno por dentro, somos como flores envenenadas. 

No importa si alguien se nos acerca con buenas o malas intenciones, ya nuestro corazón está predispuesto para auto protegernos de una nueva traición, una nueva mentira, un nuevo divorcio, un nuevo engaño.  

 “Protégete, pero no dejes que el veneno entre en ti, después que entra es difícil desintoxicarnos”. Vive libre, Vive full!

2 de julio de 2011

¿Dónde está la justicia?

Una vez estalló un gran debate en el cielo. Fue debido a la más hermosa y preciosa alma nueva que D’os había creado. Los ángeles debatían acerca de lo que debía hacerse con esa alma. Un grupo de ángeles exigía que esa alma permaneciera en el cielo: “Ella es demasiado pura, demasiado santa para enfrentar la fealdad del mundo inferior” dijeron. “Quién sabe que le ocurrirá en un mundo de tentaciones y maldad. Ese alma debe permanecer con nosotros aquí”. Pero el otro grupo de ángeles dijo exactamente lo contrario: “En verdad ese alma brilla con un resplandor divino único. Pero por ese mismo motivo debe descender a la tierra. Imaginen la belleza y bondad que esa alma puede traer a un mundo oscuro. ¿Qué puede tener de bueno el mantener a tal alma en el cielo? Que descienda a la tierra y que su luz brille ahí”.

Y así ellos discutieron, cada parte inamovible en su opinión. Hasta que fue claro que no podían resolver el tema por ellos mismos, necesitaban una Autoridad Más Alta. El caso fue traído ante D’os Todopoderoso. Los ángeles presentaron sus argumentos ante la corte celestial. D’os escuchó las dos opiniones —el primer grupo de ángeles arguyendo que esa alma pura es demasiado santa para ser precipitada en el mundo inferior; el segundo rebatió afirmando que el mundo necesitaba tales almas más que cualquier otra cosa.

Y esta fue la respuesta de D’os.

“Realmente es triste enviar a tal alma inmaculada a un mundo oscuro. Pero esa es Mi voluntad. Creé la oscuridad sólo para que almas como esa puedan transformar las tinieblas en luz. Todo el propósito de la creación fue que el mundo inferior sea refinado por los buenos actos de los seres mortales. Eso no se puede lograr por medio de las almas en el cielo. Sólo se puede lograr a través de almas en cuerpos. Por lo tanto, aun esta alma tan perfecta y pura debe descender a la tierra”.

El primer grupo de ángeles, que pidió que el alma permaneciera en el cielo, quedó decepcionado. No podían imaginar como se esperaba que tal ser espiritual sobreviviera en un mundo tan físico. D’os se volvió hacia ellos y dijo: “En cuanto a su pedido de conservar a tal alma acá arriba, lo concedo parcialmente. A pesar que debe abandonarnos para descender a la tierra, no pasará mucho antes que retorne a nosotros. Su residencia en la tierra será breve. Un alma tan brillante no necesitará mucho para cumplir su misión. Pronto estará libre de volver al cielo”.

D’os se volvió hacia el Segundo grupo y preguntó: “¿Están satisfechos con eso? ¿Aceptan que esa alma esté en la tierra sólo por un tiempo limitado?”

Los ángeles respondieron: “Si, aceptamos. Cada día que esa alma esté en la tierra es una bendición”.

Cuando alguien querido fallece, sentimos que hemos perdido algo precioso. Nos queda un enorme vacío en el corazón, y a menudo nos preguntamos por qué nos fueron arrebatados. Pero al mismo tiempo podemos estar agradecidos por el hecho mismo que nos fueran dados en primer lugar. Estamos agradecidos de tener a tan bellas almas en nuestras vidas. El mundo tiene el privilegio de que tales huéspedes celestiales desciendan a la tierra. Y aun si es por un corto tiempo, tomaremos todo lo que podamos obtener.

Con el tiempo todas las almas se reunirán. Mientras tanto, agradezcamos por el regalo de cada día.