18 de abril de 2012

UN FRAGMENTO DE LA ODISEA TAINA QUE ESTOY ESCRIBIENDO...

¡Corre! ¡Corre! ¡Huye! 
– decía la voz desesperada de Oxaolli en el momento en que una flecha mortal atravesaba su cuerpo.

El día estaba nublado y el fuerte viento azotaba los enormes árboles, las aves huían despavoridas, mientras el olor de la sangre se esparcía por la atmosfera. Esta era la cruenta batalla que se estaba librando en el valle de los caídos, donde dos pueblos libraban una fiera lucha por el dominio de aquellas codiciadas tierras.

Allí se encontraba el pequeño Axil, quien desde muy chico fue arriesgado, valiente, tenaz y hábil. Le encantaba enfrentar los más difíciles peligros y sobrepasar los más temidos retos, pero nunca había estado en la guerra.

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